Los científicos han investigado esta cuestión durante más de un siglo, y la respuesta es clara: las diferencias entre las personas en las pruebas de inteligencia son sustancialmente el resultado de diferencias genéticas. 

Pero vamos a analizar la frase. 

Estamos hablando de las diferencias medias entre las personas y no sobre los individuos. La inteligencia de cualquier persona podría ser desviada fuera del curso de su potencial genético, por ejemplo, una enfermedad en la infancia. Por genética, nos referimos a las diferencias que pasan de una generación a la siguiente a través del ADN. Pero todos comparten el 99,5 por ciento de los tres mil millones de pares de bases de ADN, por lo que sólo 15 millones de diferencias de ADN a separar genéticamente. Y hay que señalar que las pruebas de inteligencia incluyen diversos exámenes de habilidad cognitiva y las habilidades aprendidas en la escuela. Inteligencia, más apropiadamente llamado capacidad cognitiva general, refleja el desempeño de una persona en una amplia gama de pruebas diferentes. 

Los genes muestran una diferencia sustancial, pero no son toda la historia. Ellos representan aproximadamente la mitad de todas las diferencias de inteligencia entre las personas, por lo que la mitad no es causada por diferencias genéticas, lo que proporciona un fuerte apoyo a la importancia de los factores ambientales. Esta estimación de 50 por ciento refleja los resultados de los estudios de gemelos, de adopción y de ADN. De ellos, sabemos, por ejemplo, que más tarde en la vida, los niños adoptados lejos de sus padres biológicos al nacer son tan similares a sus padres biológicos como son los niños criados por sus padres biológicos. Del mismo modo, sabemos que los padres adoptivos y sus hijos adoptivos por lo general no se parecen entre sí en la inteligencia. 

Los investigadores ahora están buscando los genes que contribuyen a la inteligencia. En los últimos años hemos aprendido que muchas, quizás miles, de genes de efecto pequeño están involucrados. Estudios recientes de cientos de miles de personas han encontrado genes que explican aproximadamente el 5 por ciento de las diferencias entre las personas en la inteligencia. Este es un buen comienzo, pero aún queda un largo camino desde el 50 por ciento. Otro hallazgo reciente particularmente interesante es que la influencia genética en la inteligencia parece aumentar con el tiempo, de aproximadamente 20 por ciento en la infancia hasta 40 por ciento en la edad media y a 60 por ciento en la edad adulta. Una posible explicación puede ser que los niños buscan experiencias que se correlacionan con, y así se desarrollan completamente, sus propensiones genéticas. 

La capacidad para predecir el potencial cognitivo de ADN podría resultar tremendamente útil. Los científicos podrían usar el ADN para tratar de trazar las vías de desarrollo que vinculan genes, la inteligencia, el cerebro y la mente. En términos de implicaciones prácticas, hemos conocido durante décadas sobre cientos de trastornos de un solo gene y cromosómicas raras, como el síndrome de Down, que resultan en discapacidad intelectual. La búsqueda de genes adicionales que contribuyen a la discapacidad intelectual podría ayudarnos quizás prevenir o al menos aminorar estos problemas cognitivos.