Según un estudio de la UNED, las personas que forman parte de una minoría (raza, discapacidad, orientación sexual…) pueden ser vistas como moralmente superiores por parte de la sociedad.

Esto se explica en la creencia basada en que las personas que forman parte de minorías son más tolerantes con otros colectivos.
Este enfoque viene de dos ideas:
1. Esperar que las minorías estigmatizadas se hagan moral y psicológicamente más fuertes a raíz del sufrimiento que experimentan; y si se hacen más fuertes, se espera que también sean más tolerantes. Esta expectativa de mayor calidad moral les ofrece una doble penalización al romper esta expectativa.  
2. Necesitar creer que vivimos en un mundo con una especie de justicia divina. Esta idea compensaría a la sociedad el sufrimiento que las personas estigmatizadas vivirían.
Sin embargo, los expertos opinan que depende de cómo se perciban las minorías entre sí. Si se ven como competidoras por los mismos recursos públicos, las actitudes serán más negativas que si todos se sienten miembros de un grupo común que goza de los mismos derechos y oportunidades.